miércoles, 9 de enero de 2013

SEAMOS COMO UN BAMBU JAPONES

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, ni apresura la cosecha corriendo el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece maldita semilla! =/

Hay algo muy curioso con respecto al "Bambú Japones" lo cual lo hace no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas y te encargas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede absolutamente nada, por lo menos no al alcance de nuestra vista...aunque para ser mas específicos, no pasa nada en los primeros 7 años de haberlo sembrado.

La magia sucede en el séptimo año, cuando en un periodo aproximado de 6 semanas la planta de bambú crece mas de 30 metros...tal vez muchos piensen que esa plantita solo tardo 6 semanas en crecer pero la verdad es que tomo 7 años y 6 semanas en desarrollarse.

Durante los primeros 7 años en los que todos pensaban que nada estaba pasando, ese bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de 7 años.

Siempre me habían gustado los bambú pero cuando conocí toda su historia me gusto aun mas...En la vida muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas a nuestros problemas, queremos que el éxito llegue a nuestra vida de un día para otro y sin entender que el éxito no es mas que el resultado del crecimiento interno y que requiere de tiempo.

Cuantos y cuantos no hemos pensado en algún momento de nuestras vidas, que nada pasa, nos sentimos como estancados y creemos que nada esta sucediendo...lo cual para ser sincera resulta demasiado frustrante (me he sentido así un millón de veces).

Es en esos momentos en los que tenemos que recordar el ciclo de maduración del bambú japones y aceptar que mientras no bajemos nuestros brazos ni nos demos por vencidos por no ver el resultado que esperamos, algo si esta sucediendo dentro nuestro...estamos creciendo, madurando, haciéndonos fuertes.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual y casi imperceptiblemente, creando los hábitos y la fuerza que les permitirá sostener y lidiar con el éxito cuando este por fin se materialice.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...